miércoles, 1 de agosto de 2012


                                           MI SILENCIO FRENTE A TU PALABRA

Tu palabra habita en mi silencio, callo cuando quiero hablarte y hablo cuando tengo miedo de
escucharte, en el ruido enmudezco tu voz para escuchar la de muchos  y en el silencio apago
la de muchos para estar solos Tú y yo.
El silencio de mi pregunta basta para escuchar la palabra de tu respuesta; así nos presenta el
evangelio al hablar de la mujer pecadora,  una mujer que calla frente a la palabra de muchos
hombres, porque sabe que la respuesta a su pecado no esta ahí, su respuesta esta en el
silencio prolongado  de aquel hombre que al escuchar la algarabía se inclina  a escribir en la
arena;  Jesús podría pensar: se creen los cumplidores de la ley, me preguntan y quieren una
respuesta,  son las palabras que salen de la boca de jóvenes y ancianos que hacen notar a
primera vista un vacío de mi palabra en sus corazones, si entendieran que esta mujer me ha
hablado más que ustedes, me ha dicho cosas mas profundas; su silencio es la palabra que le
habla a mi corazón y más aún en su silencio la mujer ya ha escuchado la  palabra de mi
respuesta.
…En cambio aquellos hombres están tan sordos, no entienden el silencio de  Jesús, por eso
insisten en que les conteste pues quieren comprometerlo, Jesús hace pausa con la mujer,
luego habla y los descubre, al escucharlo Callan, porque una palabra a entrado por sus oídos
que los hace desarmar sus manos, soltando la piedra. Y estando ya en el silencio profundo de
todos; por fin escuchan en su interior, y al instante se desarman sus corazones a lo cual ya no
hay mas palabras sino el silencio que los hace retirarse.
Jesús queda solo con la mujer,  y ella queda en el medio, porque es el lugar que le ha dado
Jesús. Porque EL no hace a un lado,  no excluye, tiene al hombre como el centro, y ella en
frente, descubre que El también se ha convertido en el centro de su vida. Más aún es el centro
del amor, un puesto que antes ocupaban los hombres que solo buscaban placer, se convierte
en el centro de sus riquezas, que antes parecía ver en unas cuantas monedas que le quitaban
el verdadero valor de su vida.
Ha aprendido una gran lección, ha ocurrido un verdadero milagro, y ella sigue tan admirada,
que jamás quisiera marcharse de tan grandiosa presencia, pero la invita a retirarse,  ya sabe
como hablarle, ya lo ha aprendido todo,  es una enseñanza que jamás olvidara, sabe que solo
bastara el silencio,  se va con alegría después de haber sufrido tantos desengaños; luego de
atravesar una vida con poca esperanza, por fin logra liberar su corazón y hasta tendrá la
valentía de perdonar aquellos hombres que quisieron matarla; ya sufrió un miedo de que podría
ser condenada, de que moriría su cuerpo, ahora lleva la paz de que fue salvada y de que murió
su pecado.
Al salir comprende con más razón el porque le dijo vete en paz; siente el murmurar, son tantas
personas que lo buscan y lo esperan, son los gritos de otros que llevan a condenar, son los
insultos que hacen como hicieron con ella, ahora has silencio por favor, es TU turno, estás
frente a Jesús, eres su centro, escucha la respuesta que te da.
Si aprovechas lo que escuchas hablaras de corazón y las palabras de corazón no son muchas
pero lo dicen todo. Jesús aprovecha la palabra del Padre por eso sube al monte a orar, porque
le habla al corazón y al predicar lo que ha escuchado es poco en palabras pero estas cambian,
transforman, hacen sentir amor, hacen hablar, si se callaran los hombres hasta las piedras
romperían su silencio, por que las palabras de Dios no están muertas, viven, han vivido y lo
harán por siempre en el corazón de los hombres. Pasa lo mismo con la situación social que vive el mundo, las mismas piedras quieren gritar las
injusticias que se cometen con los más desamparados, las opresiones del pobre, el hambre del
huérfano, el llanto del abandonado,  la  misma sangre que vierten nuestras ciudades por el
asesinato; son el grito que clama a Dios en espera de una verdadera justicia; justicia que los
hombres  quieren tomar por cuenta propia y no importa que el inocente muera, porque las
guerras traen sus consecuencias.
Dios grita desde el silencio, no mas opresión, pero el hombre grita mas fuerte, compraremos
sus campos y sus ganados, todos sus productos, incluso sus casas, y mandan al campesino a
las ciudades con una pequeña cantidad de dinero y como poco dinero ha tenido en sus manos
cree que con este  comprara media ciudad, y descubre que lo que le han dado, solo servirá
para pagar unos cuantos meses de arriendo… y queda Dios en el pobre enmudecido por el
opresor.
Varias veces has preguntado donde esta Dios, y visitas templos con la necesidad de encontrar
una respuesta y haces oraciones con hermosas palabras, pero al final quedas vacio, pregunté
mucho y recibí la respuesta de nada.  Pero Dios no está en las muchas veces que
preguntemos, El esta en  las muchas veces que escuchemos; hablar nosotros es no dejarlo
hablar a El. No hay oración mas profunda que la que silencia nuestro interior, y es ahí donde la
palabra se hace carne  y el verbo encarnado habitará en nosotros, para que por la palabra
puedan hablar, los que mucho han hablado, pero que poco han dicho.
Edwin Yorfrey García Gómez.